A comienzos de este año pudimos ver a Eduardo Bonvallet – ex comentarista de fútbol - quien contó en algunos medios de comunicación acerca de su diagnóstico de cáncer gástrico y del comienzo de su tratamiento mediante quimioterapia, procedimiento que según sus palabras, le permitiría sanar y poder disfrutar de su familia.
En abril, el autodenominado gurú volvió a los medios diciendo estar recuperado (o más bien comenzando a superar su padecimiento), pero es imposible no pensar en la manera en cómo este otrora deportista quedó tras las 30 horas de esta verdadera “bomba atómica” lanzada al organismo de quienes al igual que él, deciden tratarse mediante lo que a simple vista pareciera la única forma de combatir la proliferación de células malignas.
El dos veces Premio Nóbel de Medicina, doctor Linus Pauling, no sólo es destacado por haber sido ganador de esta presea, sino además por frases como aquella que dice que “todos debemos saber que la llamada guerra contra el cáncer es un gran fraude”, sin duda un duro golpe hacia el mercado de los fármacos, los que según el médico argentino Fernando Callejón, en el tratamiento del cáncer “mueve a Estados Unidos (sólo en medicamentos), una cifra cercana a los 200 mil millones de dólares anuales, cosa que para él es aún más peligroso cuando los principales medios de comunicación hacen vista gorda de estos datos.
En el contexto del lanzamiento de su libro “La lupa de la nueva medicina”, el médico argentino (quien define enfermedad como “un intento desesperado de buscar amor”), cita a algunos especialistas, verdaderas “voces disonantes” con respecto a este tema. Entre ellos destaca al doctor John Cairns de la Escuela de Salud Pública de Harvard quien dice que “sólo el 3% de los pacientes tratados con quimioterapia son curados” y que “no se puede curar el cáncer con radioterapia porque las dosis de radio necesarias para destruir a todas las células del cáncer son las mismas que destruirían todas las células del paciente”.
Con lo anterior, podemos darnos cuenta de que no todo lo que gira en torno al tratamiento contra el cáncer se resume en la quimioterapia, al parecer la única solución que los médicos entregan a sus pacientes y donde su procedimiento y sus efectos secundarios pueden resultar – tal como lo mencionan algunos – más parecido a una tortura que a una medicina.
En ese sentido comenta que en el caso del cáncer – y dependiendo del paciente y del tipo de que tenga – “en general se trata de una enfermedad que si se deja a su evolución espontánea es altamente improbable que el paciente se mejore”. Es por eso que surgieron alternativas terapéuticas, “que en ocasiones si bien mejoran al paciente tienen importantes efectos colaterales”, dice.
Uno de ellos es claramente la quimioterapia, la que según menciona el doctor Vaisman, “es tóxica y dañina para las células enfermas, pero también para las células sanas. Además, muchas veces significa una sobrecarga tóxica en los tejidos al acumularse el quimioterápico o sus metabolitos”, agrega.
Es por eso que menciona que “dependiendo del paciente, de su cáncer, de la etapa de evolución, tratamiento y respuesta a él en el que se encuentre, puede agregarse algún tipo de terapia biológica ayudando a desintoxicar y drenar toxinas desde el organismo”:
Para explicar qué es la medicina biológica, el kinesiólogo, doctor en medicina biológica y especialista en homotoxicología y terapia neural del Centro Sanar, Jhozabad Verges, afirma que “son un conjunto de terapias que apuntan a regular y bioregular procesos dentro del organismo”.
En este grupo entonces estarían todas aquellas técnicas que tienen como fin entregar equilibrio al ser humano. Terapia floral, osteopatía, acupuntura, quiropraxia, homeopatía, fitoterapia, yoga, medicina ayurvédica, la sintergética y la actividad física son algunos ejemplos.
Bajo esa premisa, el especialista dice que “en estricto rigor sí se puede generar una terapia completamente alternativa a una quimioterapia”, asegurando que se han visto muy buenos resultados en pacientes con cáncer que no se han sometido a “quimio”, sino, como en el caso del Instituto Linus Pauling (USA), sólo a medicina biológica, natural y ortomolecular.
Frente a las críticas que se hacen de este procedimiento, Jhozabad se suma a ellas diciendo que “el negocio de la salud son lo fármacos. Eso es hoy un secreto vox pópuli y hay que saber cómo decirlo para no herir susceptibilidades. El problema de la medicina biológica en Chile es que no está reconocida y por lo tanto todo lo que uno diga será contrariado por quienes sacan este dato a colación”, sentencia.
Jhozabad Verges dice que no hay para qué irse a los extremos, sino más bien complementar si es que en este caso la persona tenga miedo a no someterse a la quimioterapia alópata a causa de esta especie de única recomendación socialmente aceptada. Lo negativo para él es el hecho de que se negocie con los pacientes y no se incorporen elementos naturales por ser simplemente, según sus palabras, una amenaza para el mercado.
Para el kinesiólogo del Centro Sanar, si el organismo de la persona que está en tratamiento con quimioterapia “no tiene una buena capacidad de respuesta, el cuerpo se deteriora muchísimo, bajas de peso, se cae el pelo por la deficiencia de minerales, se originan quemaduras en el interior, cansancio, gran pérdida de electrolitos, vómitos, etcétera”.
Además, prosigue, “a la larga no siempre se tienen los resultados más eficientes, de hecho se hizo en Estados Unidos una encuesta a los 100 mejores oncólogos, de los cuales el 70% jamás se haría una quimio, entonces si los mismos médicos que supuestamente confían en esta terapia no se la harían es porque le temen a lo que produce”, enfatiza.
El doctor Sergio Vaisman en tanto dice que la medicina biológica, “enfoca al paciente en forma holística, por lo que no se tratan enfermedades, sino enfermos” y por lo tanto aquí, el síntoma es casi un actor secundario frente a factores relacionados con la vida de la persona, su “historia previa que incluye no sólo los antecedentes familiares, sino que hay que considerar como fue su desarrollo intrauterino, lugares donde ha vivido desde su infancia, tipo de alimentación, trabajos que ha tenido, hábitos de vida, factores emocionales, entre otros”.
Entonces, añade el especialista, “la terapia antihomotóxica puede ayudar no sólo a drenar las toxinas del organismo, sino que también cuenta con medicamentos de acción a nivel celular, actuando en las mitocondrias, que son la fuente de energía para la célula”.
En relación a los pacientes con cáncer, quienes padecen de problemas de debilidad y poca fuerza, el médico menciona que “pueden tener bloqueadas enzimas del ciclo de Krebs, que es donde se produce energía en la forma más eficiente. Si se agregan estos medicamentos para estimular y desbloquear las enzimas bloqueadas, podemos lograr que este paciente tenga una mejor calidad de vida por el período que le quede de acuerdo a la evolución de su enfermedad”.
Lo importante, dice Jhozabad Verges, es que ambas medicinas – en este caso la biológica y la alópata – aporten a la salud de las personas y lo importante según sus palabras, es saber cuándo utilizarlas, ya sea por si solas o en su conjunto. “Si un paciente tiene un edema cerebral y está en la UCI, hay que ponerle corticoide, pero si un niño tiene alergia no se le puede dar lo mismo, sino tratar de modular el déficit inmunológico de manera lo más natural posible”, sostiene.
En el caso específico de la quimioterapia, el kinesiólogo dice que ésta lamentablemente sólo apunta a sanar, mientras que la medicina biológica con todos los recursos que posee sigue la premisa de sanar, aliviar y también acompañar, esto último se hace aún más necesario en pacientes en estado terminal a quienes si bien no se les puede curar, sí es posible mejorar su calidad de vida.
FUENTE
www.puntovital.cl/salud/quimioterapia.htm